Una mirada al método: mujer/sociedad/naturaleza en los regímenes de la verdad

Los días 1 y 2 de diciembre de 2022 en la Universitat de les Illes Balears, Mallorca, se llevaron a cabo las jornadas «La transformación social a través de Jineolojî: (re-)escribiendo la historia de las mujeres». Este es el tercero de los cuatro artículos realizados a partir de la transcripción de las jornadas, las cuales fueron dedicadas a Nagihan Akarsel.

Nora Merino, Centro de Jineolojî

Quiero empezar remarcando el hecho de que, antes de poder construir nuestra libertad y luchar por ella, necesitamos asegurar nuestra existencia. Por este motivo, antes de nada, como método de búsqueda de conocimiento, búsqueda de verdad y búsqueda de libertad, el primer paso es asegurar la propia existencia. Nuestro ser, nuestra identidad, particularmente como mujeres, se encuentra en una profunda crisis desde hace más de 5000 años, cuando en las tierras de la baja Mesopotamia, en Sumeria, empezó el sistema de dominación, primeramente contra las mujeres y posteriormente con el resto de opresiones y jerarquías.

En los últimos 5000 años a las mujeres se nos ha escondido, engañado, manipulado y, sobretodo, definido. El patriarcado y el capitalismo nos han definido partiendo de una mentalidad de dominación. Esto es suficiente para darnos cuenta de que dichas definiciones están llenas de falsedad y mentiras, basadas en los intereses del sistema de poder. Con definiciones llenas de falsedades nuestra existencia siempre estará en crisis. Por ello, lo más urgente al iniciar la búsqueda de la verdad es identificar las definiciones que se han hecho sobre las mujeres, con el objetivo de corregirlas y encontrar realmente nuestras propias definiciones conectadas con lo que somos realmente, en relación a nuestra realidad histórica y sociológica. ¿Cuál ha sido nuestra historia?, ¿cómo ha sido la sociabilidad que las mujeres han construido? De esta manera podremos encontrar nuestra definición.

Podemos ver cómo especialmente la ideología liberal se presenta como un obstáculo, ya que ha fragmentado la sociedad para poder dominarla, tomando como base la partícula más pequeña de la sociedad: el individuo. De esta manera se ha convertido al individuo en el inicio y el final de todo; todo tiene que pasar por el individuo, el cual tiene que luchar para liberarse de su historia y sociedad, imponiendo la premisa que lo que importa es el yo y que somos producto del aquí y el ahora. Pero sabemos que esto no es cierto. Como individuo, tenemos un carácter y una personalidad conformada por la historia, la sociedad, el tiempo y el espacio del cual formamos parte. Tenemos que buscarnos, por lo tanto, vinculadas a lo que podríamos denominar como historia de la sociabilidad o sociología de la historia, en una interconexión que viene desde las primeras formas de vida social y que ha ido moviéndose en un recorrido acumulativo.

Todos los obstáculos de la ideología liberal, como el individualismo, la fragmentación y la mentalidad que genera, se han justificado de una forma particular por la ciencia moderna positivista. Podemos ver cómo a través de la ciencia moderna se ha potenciado la fragmentación de la vida y de la realidad. Pero cuando pensamos en el método, lo que necesitamos es una mirada holística, pues la vida y la realidad son holísticas. En este sentido, uno de los principales núcleos de la problemática del método para entender la realidad y para la búsqueda de la verdad es la separación que se ha hecho entre sujeto y objeto; el sujeto es portador de la verdad, es analítico, parte de la razón, tiene agencia propia y por lo tanto es capaz de actuar; el objeto, por el contrario, es posicionado en plena disposición de los intereses del sujeto. De esta base parten las demás problemáticas de método, por ejemplo, el subjetivismo y el objetivismo.

A modo de ejemplo de objetividad, pensemos que en una universidad, medio de comunicación o parlamento, habla una persona europea que se presenta como ‘experta en Oriente Medio’, y desde una supuesta neutralidad (objetividad) habla como portadora de la verdad de Oriente Medio. Evidentemente esta persona está alejada de la realidad de Oriente Medio, porque su sistema de pensamiento y de actuación ha sido conformado en occidente, y desde esta perspectiva mira a Oriente Medio. Por otro lado, el subjetivismo sería la misma universidad, medio de comunicación o parlamento, que invitara a una persona de Oriente Medio, pero la persona que habla lo hace desde una perspectiva individual, no colectiva, no como pueblo, movimiento o lucha, sino desde su propio sujeto, pero con un discurso que puede ser más cercano a la línea política de la universidad, medio de comunicación o parlamento.

Vemos también cómo, en esta relación de separación sujeto–objeto, el objeto es la sociedad, la naturaleza o la mujer, y el sujeto, el cual tiene la capacidad de analizar y estudiar el objeto en base a unos intereses propios, es el hombre, pero no cualquier hombre. Así, todo el conocimiento y la sabiduría que genera la sociedad, la naturaleza o las mujeres, no se contempla como conocimiento válido, ya que como objeto no tiene la posibilidad de ser generador de conocimiento. Además, posiblemente, su método de generar conocimiento no siga las directrices del método científico validado por la ciencia moderna positivista. En resumen, la ciencia moderna positivista y su método no nos permite encontrar el camino correcto para obtener el conocimiento necesario, encontrar la verdad y el sentido de la vida. Especialmente no permite entender de una manera profunda las problemáticas sociales, cómo se han originado, asentado y agudizado, y buscar soluciones. Este debería ser el principal objetivo de la ciencia, sobre todo de las ciencias sociales. Pero si existiendo tantos espacios académicos en los cuales se llevan a cabo investigaciones no se ha encontrado solución a problemas sociales como el feminicidio, el racismo o las guerras, tal vez el motivo sea que el método no es el correcto.

Desde Jineolojî queremos entender la problemática del método de obtención de conocimiento para no repetir errores metodológicos. Para eso empezamos con preguntas: ¿qué es el conocimiento?, ¿por qué es necesaria la búsqueda del conocimiento?, ¿qué prácticas y experiencias nos llevan a entender y a obtener conocimiento?, ¿cómo podemos compartir el conocimiento para que no se quede en un único espacio, sino que esté al servicio de la sociedad? Conectado a ello, tenemos que preguntarnos también cuestiones relacionadas con la verdad: ¿qué es la verdad?, ¿quién define la verdad?, ¿hay una verdad común?, ¿cuál es el porqué de la existencia y de la vida?, ¿qué es la vida?, ¿hay un motivo y una esencia de las cosas?, si es así, ¿cuál es?, ¿podemos llegar a la verdad? Nos preguntamos, además, si tal vez es la búsqueda de la verdad la principal motivación y la búsqueda más continua del ser humano. Desde las primeras formas de vida social, cuando el ser humano buscaba entender los movimientos de los astros y sus influencias en la tierra, dejar sus huellas en las cuevas, entender el lenguaje de las plantas, etc., ¿no es esto también una búsqueda del porqué y del sentido? Como sabemos, los niños y niñas lo preguntan todo, constantemente quieren saber el porqué de las cosas. Entonces, podemos pensar que la búsqueda de la verdad y la voluntad de entender es algo innato, que la vida no es solo cuestión de materia, sino que hay un sentido de la vida y se busca comprenderlo.

Así pues, cuando hablamos de verdad lo primero que nos viene a la cabeza son preguntas. Rêber Apo dice que preguntar es la mitad del paso para entender. Por lo tanto podemos decir que preguntar ya de por sí es un método; nos muestra las cuestiones por las cuales tenemos que continuar avanzando en nuestra búsqueda. Esto es importante porque hemos sido desviadas y alejadas de la verdad. La vida que vivimos, o la vida que nos dicen que debemos vivir, no es una vida natural, en cuanto a que no está conectada a la dinámica de la propia vida ni está en equilibrio con la naturaleza, sino que es una vida construida por un sistema de dominación y de poder. Podríamos hablar de una forma de ingeniería social que se ha llevado a cabo desde tiempos sumerios, durante los últimos 5000 años, y que, de esta manera, el ADN social ha sido intervenido.

La vida y la realidad tienen que entenderse de manera holística. Pero la vida, la sociedad, la naturaleza, las mujeres han sido fragmentadas y alejadas así del sentido y el significado. Con esta perspectiva, podemos ver que la base de por sí es problemática. Recordamos al filósofo Adorno cuando dice que «una vida incorrecta no puede ser vivida correctamente». Entonces, si la base de la que partimos es incorrecta, nos llevará a ideas y prácticas incorrectas. Esto no es algo que quede de manera abstracta, sino que tiene un impacto directo en nuestro carácter y crea personalidades en crisis. Actualmente vivimos una gran crisis, no solo económica, social, política o cultural, sino también de identidad; quién soy, cómo quiero vivir. Hay una crisis muy profunda en este aspecto, una falta del sentido de la vida y una falta de esperanza del porvenir. Porque si la base de la que partimos es problemática y la personalidad y perspectiva que genera también es problemática, viviremos dificultades a la hora de imaginar cómo será nuestro futuro. Esto es así sobre todo para la gente joven; no saber qué será de mi, cuál será mi futuro, tener que seguir con una forma de vida que no me llena, pero si no es así cómo debería ser… hay una nebulosa ante nuestros ojos.

Si vamos en busca de la verdad a través del método y paradigma de la ciencia moderna, la cual es abanderada por el capitalismo y el patriarcado, busca el máximo beneficio, se fundamenta en actitudes de conquista, crea personas competitivas y sacraliza al individuo, entonces continuaremos viviendo una crisis y agudizando cada vez más las problemáticas sociales. En cambio, si intentamos buscar la verdad conectada con la búsqueda del sentido de la vida partiendo de una mirada correcta hacia la historia y la sociedad, podremos tomar fuerza. Si somos capaces de superar el paradigma basado en la separación sujeto-objeto, si recuperamos una perspectiva y forma de vida que abarque la dialéctica entre las dicotomías que hemos mencionado, y superamos el paradigma determinista y mecánico, encontraremos momentos donde las posibilidades de libertad aumentan. Veremos que no todo está determinado, ni todo es calculable, sino que el papel que podemos jugar para el cambio y la transformación mediante la lucha y la organización es más grande e importante que lo que la Modernidad Capitalista impone, al decirnos, por ejemplo, que es el final de la historia o de las ideologías, asentándose de esta manera como sistema absoluto.

Ante esto, podemos ver ejemplos que nos muestran que no es cierto; la Revolución de Rojava, la resistencia de la guerrilla en las montañas de Kurdistán o los levantamientos populares en Rojhilat e Irán contra un régimen que se considera portador de la verdad. Podemos ver que, al conectarnos con la búsqueda de la verdad, somos capaces de hacer cambios y transformaciones a nivel social e histórico.

En este punto Rêber Apo nos habla del régimen de la verdad. Con ello nos referimos a sistemas de pensamiento que el ser humano ha ido creando en esta búsqueda de la verdad y de respuestas a las preguntas vinculadas a la existencia, para entender el universo y a nosotras dentro de él. Mediante los regímenes de la verdad, el ser humano ha buscado comprender la realidad y poder hacerla una con la verdad. Así, el régimen de la verdad está conectado a la cuestión del método. Podemos entenderlo como grandes métodos que el ser humano ha creado para interpretar la verdad y explicar la existencia. El método lo definimos como las vías y caminos que nos aproximan de la forma más directa a nuestro objetivo. El objetivo es entender el porqué de las cosas, entonces, el ser humano ha creado estos métodos para llegar a respuestas. Rêber Apo dice «es más valioso abrirse a una interpretación del método que se acerque a la opción de una vida libre. Si el objetivo es encontrar el sentido de la vida, el método tiene que servir a esto. Me gustaría presentar mi propia interpretación bajo el término de régimen de la verdad. No es la búsqueda de un método alternativo o de un nuevo régimen, sino dar la solución a los graves problemas a los que ha conducido una vida llena de errores y alejada de la libertad.»

Vemos cómo presenta el problema del método como una cuestión histórica, ya que a lo largo de la historia se han utilizado diferentes regímenes de la verdad que han conformado un discurso, interpretación y narración sobre la realidad, la historia, la relación ser humano-naturaleza, el papel de la mujer en la sociedad, etc. A su vez, los diferentes regímenes de poder han utilizado los regímenes de la verdad para legitimar y hacer aceptar a la sociedad su verdad, para que de esta manera la sociedad actúe en base a los intereses de los poderosos. Los regímenes de la verdad forman un patrón de pensamiento y conducta, marcan cómo organizamos nuestra vida, cómo nos interpretamos a nosotras mismas y al mundo. Por ello los sistemas de dominación siempre han buscado implementar su régimen de la verdad como método absoluto y único, negando los demás, a la vez que, paradójicamente, se han complementado y reforzado entre ellos.

Uno de los regímenes de la verdad y el dominante a día de hoy es la ciencia, en concreto la ciencia moderna; si la ciencia es una sistematización del conocimiento y sus prácticas, obtenido a través de la experiencia, podemos encontrar la base de la medicina en las sociedades naturales, cuando fueron acumulando y sistematizando el conocimiento acerca de las plantas y su utilización a nivel medicinal. Por ello, remarcamos, nos referimos en concreto a la ciencia moderna y positivista. El conocimiento y la verdad están definidos por esta ciencia. El método científico ha sido criticado también dentro del propio mundo académico, pero sigue siendo la base del trabajo y de la investigación científica. Así, la perspectiva positivista sigue siendo la base de la obtención de conocimiento y de búsqueda de la verdad. La cuestión es que, como régimen de la verdad, esto no se queda solo en el ámbito puramente científico; el hecho de que hablemos de ciencia no quiere decir que sea solo un asunto de laboratorio, aulas o libros, sino que conforma una mentalidad que va mas allá del mundo directamente vinculado a la ciencia y modela las mentes y sentimientos de la sociedad. Entonces, desde el método positivista se busca el porqué de las cosas, se entiende la historia, la sociedad, la naturaleza, etc. Por lo tanto, si la ciencia positivista ha fragmentado la vida, y, por ejemplo, toma la historia de manera lineal y progresiva, esto quiere decir que cualquier persona que esté bajo este régimen de la verdad, sea o no del mundo académico, entenderá la historia de esta manera.

Por otro lado, el hecho de que la ciencia moderna sea el régimen dominante no quiere decir que sea el único, ni en la historia ni en la actualidad; la filosofía, la religión y la mitología son también regímenes de la verdad. En cada uno de ellos encontramos aportaciones y riquezas, pero todos han caído en el error de otorgarse la verdad absoluta, cuando lo que realmente estaban haciendo era justificar y asentar la mentalidad de poder del momento. A pesar de que podamos encontrar un orden cronológico entre ellos, no tenemos que entender los regímenes de la verdad de forma consecutiva ni excluyente. Por ejemplo, aunque en la actualidad el régimen de la verdad dominante es la ciencia, en muchos países o para muchos grupos de personas es la religión. Vemos así como varios regímenes de la verdad pueden convivir en el espacio y en el tiempo, pero uno se impone como portador de conocimiento y verdad.

Podemos ver la complementariedad entre regímenes de la verdad en el ejemplo de la colonización de Abya Yala; donde convivían cosmovisiones y mitologías se impuso la religión cristiana, la filosofía occidental y la ciencia positivista. Se impuso una verdad a través del genocidio, también epistemológico. Al inicio, la colonización se justificó en nombre de la cristianización, más tarde con la filosofía, en nombre del proceso civilizador en manos de la racionalidad europea, y posteriormente se sumaron argumentos científicos donde se calificaba a las personas colonizadas de científicamente inferiores. Así pues la religión dijo que los pueblos indígenas no tenían alma, y más adelante la ciencia sostuvo que tenían el cerebro más pequeño. De esta manera se fue justificando el genocidio y la colonización. En el mismo periodo, con la alianza de la religión y la ciencia, se quemaron miles de mujeres en las hogueras, y el catolicismo expulsó a musulmanes, judíos y gitanos, acusados de transmitir enfermedades o ser pecadores.

Vamos a abrir un poco los regímenes de la verdad. El primero de ellos es la mitología. Podemos encontrar limitaciones, pero sin duda supone una búsqueda de la verdad muy importante. No son solo cuentos que carecen de relación con la historia y la sociedad, sino que, observando la mitología con voluntad de entender y conocer, podemos aprender mucho. En la mitología encontramos una serie de fases que, aunque no coincidan en el tiempo, coinciden en la consecución, donde podemos ver còmo en diferentes partes del mundo, en un primer momento, la mitología está centrada en la mujer, con la figura de la diosa-madre. Poco a poco van apareciendo dioses masculinos, se va creando un equilibrio entre dioses y diosas, pero en un momento dado empieza a haber conflictos. ¿Qué nos enseña esto? En el momento en el que se emplea esta mitología para explicar el entorno y la realidad, en la sociedad se están viviendo unas tensiones y conflictos entre la forma de vida de la sociedad natural, es decir, una vida creada alrededor de la sociabilidad y valores de las mujeres, y la forma de vida que va desarrollando y profundizando una mentalidad de dominación, la cual, posteriormente, conoceremos como patriarcado. Llega un momento, primero en la mitología mesopotámica, alrededor del 2500 a.C., coincidiendo con las primeras ciudades-Estado y el inicio de la Civilización Capitalista, donde encontramos el asesinato de la diosa madre, en este caso la diosa Tiamat. Este es el primer feminicidio que encontramos en la mitología, y es a su vez un matricidio. Esto supone una ruptura con las formas de vida y la sociabilidad de las que se venía, y trae consigo un golpe en la conciencia de la sociedad acerca del papel de la mujer.

El segundo régimen de la verdad es la religión monoteísta. El paso del método mitológico al método religioso marca un avance en el asentamiento de una mentalidad conformada en base a la jerarquía y la clase. Para justificar un sistema fundamentado en gobernantes y gobernados, esclavos y esclavizadores, se necesitan una serie de dogmas como el ‘destino’ o ‘la palabra de Dios’; lo importante es vivir en base a la palabra de Dios. Pero detrás de la palabra de Dios lo que hay realmente es la palabra del gobernador, rey o emperador que utiliza esto para asentar una mentalidad en la sociedad que justifique su continuidad en el poder. Esto continúa con la línea que empieza con el asesinato de Tiamat. En la religión la mujer pierde su capacidad creadora y pasa a ser una identidad en referencia a otro como ‘madre de’, o directamente definida como ‘pecado original’. Además, la religión castiga de manera muy concreta la curiosidad y la búsqueda de conocimiento de la mujer, como Eva por comerse la manzana del árbol del conocimiento, o la mujer de Lot, la cual no tiene nombre, que al girarse para ver cómo se destruye su ciudad es convertida en estatua de sal. La voluntad de la mujer de conocer y entender pasa a estar criminalizada.

La filosofía continúa con la cadena misógina y sexista que empieza en la mitología. Pasa a definir a la mujer como un hombre incompleto y como un ser carente de razón. La mujer es definida solo a través de la emoción, y el mundo de las ideas no es un mundo para la mujer. Podemos imaginar entonces el espacio de las mujeres en un mundo definido por la razón; no hay espacio para la mujer. Con la ciencia se profundiza la conversión de la mujer, la sociedad y la naturaleza en objeto. El Universo pasó a ser algo mensurable, explicable a través de los números, con unas leyes que buscan comprender con el fin de controlar la naturaleza. Las ciencias sociales buscaron hacer lo mismo con la sociedad y el individuo; explicar la sociedad a través de los números y encontrar sus leyes para controlarla.

Todo esto, sin duda, genera una mentalidad. La mitología no es solo de quien escribe las tablillas, la religión no es asunto únicamente de los curas, la filosofía no son solo Platón o Pitágoras; todo esto crea un sistema de pensamiento, por lo tanto una forma de pensar y de actuar de la sociedad.

Ha habido diferentes movimientos que han criticado los regímenes de la verdad y su vínculo con el poder. Sin embargo, el error es que, a pesar de criticarlos, han acabado utilizando el mismo método. Para poner el ejemplo de una corriente revolucionaria tan importante como es el socialismo científico; sin duda el objetivo y la intención tienen un gran valor, pero el problema es que a la hora de comprender la historia, la sociedad y la lucha han utilizado de nuevo el método positivista; fragmentación de la historia, etapismo para llegar al socialismo, etc. La pregunta puede ser acertada, pero si la respuesta se busca con un método incorrecto nos llevará a los mismos errores.

No podemos rechazar en totalidad los regímenes de la verdad, ya que suponen intentos y esfuerzos del ser humano para entender, pero no podemos negar toda la acumulación de problemáticas que han provocado. Es un ‘ni con ellos ni sin ellos’. Tienen mucho valor porque han sido creados por el ser humano en su búsqueda, pero a su vez han agudizado las problemáticas sociales. Con la modernidad se ha llegado a los límites de la insostenibilidad, el desastre ecológico, las guerras, todo tipo de armas las cuales se han creado en nombre de la ciencia, el aumento del racismo, fascismo y feminicidios. Rêber Apo afirma que haber llegado a esta situación nos muestra, precisamente, el fracaso de los regímenes de la verdad.

Pero a su vez, dentro de los cuatro regímenes podemos encontrar también la sabiduría y la historia de lucha y resistencia de las mujeres y los pueblos. En la mitología podemos ser la diosa asesinada, u horrorizarnos con las violaciones de Zeus, pero también podemos ver la riqueza de la cultura de las mujeres que se mantiene, o la resistencia de las mujeres simbolizada en las diosas; en la religión podemos ser el pecado original, pero también podemos ser Lilith, o mujeres como la beguinas, que vivían juntas de manera colectiva; lo mismo en la filosofía y en la ciencia. Así, los regímenes de la verdad nos sirven también para buscar nuestra historia de resistencia, ya que siempre que hay dominación hay resistencia.

Lo importante es que el método sirva al objetivo. No buscamos acumular conocimiento y saber, sino que tenemos que preguntarnos por qué queremos saber y qué hacer con este conocimiento, cómo puede colectivizarse y democratizarse. Con los regímenes de la verdad lo importante es entender cómo se ha asentado ideológicamente el poder pero a su vez coger fuerza de la resistencia.

En este sentido, podemos ver cómo ha habido personas que han buscado la verdad a través del intelecto o algunas a través del propio ego, pero hay personas que han comprometido su vida con la búsqueda de la verdad. Rêber Apo dice ‘la verdad es amor y el amor es la vida libre’. Así vemos la alianza entre verdad, amor y libertad. Ha habido personas que han tomado el amor por el conocimiento, por la libertad y por la verdad como base y motivación de búsqueda y lucha. Una de ellas es Nagihan Akarsel, quien comprometió su vida en esta lucha por la libertad hasta el punto de ser asesinada por ello.

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