Enheduanna, sacerdotisa de Ur

Soy Enheduanna, la que una vez se sentó gloriosa y triunfante en tu templo. “Exaltación de Inanna”.

En 1926 el arqueólogo británico Leonard Wooley encontró un disco de piedra en la excavación de una zona en la que, miles de años antes, había existido una de las ciudades más importantes de Mesopotamia: Ur.

En el pequeño disco de 25 cm de diámetro y 7 cm de espesor aparecían reproducidos diferentes personajes: uno de ellos, el de mayor tamaño, era identificado claramente en una inscripción del disco: Enheduanna, sacerdotisa-zirru, manifestación terrenal de la esposa divina del dios Nanna, hija de Sargón, rey del mundo. Como se descubrió poco después, Wooley y su equipo habían sacado a la luz al autor más antiguo de la composición literaria del que se conoce el nombre; y era una mujer.

La historia, cuando pasa a ser una disciplina marcada por los principios del positivismo, se pone al servicio del poder, y una de sus funciones consiste en establecer qué hechos y personajes son merecedores de sobrevivir al paso del tiempo. Las mujeres, las personas sin influencia o diferentes, permanecen en el olvido, y la sociedad queda privada de su aportación.

En su libro Hoja de ruta, Öcalan destaca la importancia de la historicidad para entender el presente, que deberíamos analizar como la expresión de la historia, de ahí la necesidad de recuperarla, de interpretarla correctamente. El adelgazamiento de nuestra memoria y experiencia histórica está claramente al servicio del poder, y por eso es tan importante que Enheduanna haya salido a la luz, y a través de sus himnos y composiciones poéticas convierta en presente lo que fue una realidad hace más de 4000 años.

Sargón I. En un texto asirio del siglo VII a.C. podemos leer lo siguiente sobre su nacimiento:

Mi madre fue suma sacerdotisa, a mi padre no lo conocí. Los hermanos de mi padre amaban las colinas. Mi ciudad es Azupiranu, que está situada a orillas del Éufrates. Mi madre suma sacerdotisa me concibió, en secreto me parió. Me dejó en una cesta de junco, con betún me selló la tapa. Me echó al río, que se alzó sobre mí. El río me cargó y me llevó a Akki el aguador. Akki el aguador me tomó como su hijo y me crio. Akki el aguador me nombró su jardinero. Aunque yo era un jardinero, Ishtar me concedió su amor, y durante cuatro y […] años he ejercido la monarquía”.

Este nacimiento mítico de Sargón nos remite inevitablemente al nacimiento de Moisés, que fue también guía y líder de su pueblo; coincidencias muy significativas a la hora de contextualizar los mitos y entender su auténtica función.

Fue el fundador del Imperio Acadio, que reinó de 2334 a 2279; las ciudades-estado sumerias habían iniciado un periodo de enfrentamientos para aumentar su poder, provocando una gran inestabilidad en la zona y favoreciendo la formación de unidades territoriales de mayor envergadura, como fue el caso del Imperio Acadio de Sargón. Aunque la civilización acadia no era tan avanzada como la sumeria, asimiló la cultura, la religión y los avances sumerios. En medio de un periodo convulso, de asedio de las ciudades sumerias que intentaban librarse del yugo acadio, el Imperio consiguió extenderse a lo largo del reinado del hijo y del nieto de Sargón, pero en el 2150 a.C. pueblos venidos de las montañas del Zagros conquistaron el impero Acadio; eran los Guti, a los que algunos estudiosos consideran los ancestros de las kurdas.

Sargón nombró a Enheduanna suma sacerdotisa del templo del dios Nanna en Ur, el más importante de Sumeria, y le encargó la misión de unificar a los diferentes dioses de las ciudades sumerias y acadias, consciente de la necesidad de crear elementos comunes entre sumerios y acadios, para estabilizar la zona.

¿Utilizó Sargón a Enheduanna para facilitar la estabilidad del nuevo imperio a través de los diferentes dioses? Es fácil aceptar esta interpretación desde el punto de vista del poder tradicional del hombre sobre la mujer, y en este caso de alguien con el poder de Sargón y la estrecha relación que tenía con Enheduanna. Más allá de esta hipótesis, lo que es objetivo es que ella unificó y humanizó el panteón de los dioses, los hizo accesibles a las diferentes ciudades, que tenían dioses particulares cada una de ellas, los acercó al pueblo y permitió el desarrollo de una teogonía personal, ¿una experiencia individual en la relación con las deidades? De esta manera presentó de manera más compasiva al dios lunar Nanna y mostró a Inanna como una diosa de gran poder. Y lo que es también evidente es que Enheduanna debía de ser una mujer enormemente válida, para que fuese nombrada sacerdotisa del principal templo de Ur, el del dios Nanna. Para administrar un templo se necesitaban además importantes conocimientos de astrología y de matemáticas. Era también un puesto político, no solo religioso, pues entre sus atributos estaba el de poder nombrar a cualquier cargo de la ciudad.

Enheduanna: Enheduanna significa: En = Gran Sacerdotisa; hedu= Ornamento; anna = del cielo, era hija, biológica o simbólicamente, de Sargón I y vivió una época convulsa por las dificultades de mantener la estabilidad de la zona. En un momento de su vida sufrió la expulsión del templo y el exilio debido a la rebelión de Lugal-Ane, aunque después recuperó su puesto, y puede ser que también fuera agredida sexualmente por él, ya que en su himno La Exaltación de Inanna podemos leer:

Las ofrendas funerarias se trajeron,

como si nunca hubiera vivido allí.

Me acerqué a la luz, pero esta me

quemó.

Me acerque a la sombra, pero me

cubrió la tormenta.

Mi boca, suave, se llenó de suciedad. ¡háblale a An de Lugal-Ane y mi destino!

¡Que An lo deshaga! En cuanto se lo digas a An, este me liberará.

(Nota: An es el dios del cielo; en algunos artículos Enheduanna aparece como sacerdotisa de An, pero también como sacerdotisa de Nanna, el dios de la luna, ¿son el mismo dios?).

Y en otros versos:

Ha convertido al templo en una casa de mala reputación,

forzando su entrada dentro como si fuera un igual”

Se ha atrevido a acercarse a mí en su lujuria”.

Cuando el Imperio Acadio llegó a su fin los sacerdotes intentaron borrar todas las huellas de la existencia de Enheduanna, como ha ocurrido con la mayoría de las mujeres en la historia. Pero la memoria de Enheduanna se mantuvo.

 

OBRA

Escribió himnos sobre la diosa Inanna (Exaltación de Inanna; Inanna y Ebih; Himno a Inanna…) y 42 piezas cortas dedicadas a varios templos de deidades de Mesopotamia (Himnos del templo). En estos himnos Enheduanna realiza una conciliación, tanto en sus nombres como en sus atributos, de los dioses sumerios y acadios, buscando unificar la cultura religiosa sumeria y acadia, y hacerlos accesibles a las diferentes ciudades.

Generalmente, cada uno de estos 42 himnos, acababan con una línea final que especificaba las líneas de cada himno.

 

Himno del templo 42

El himno 42 está dedicado al templo de la diosa Nisaba en Eresh. Nisaba, o Nanibgal, es la diosa sumeria de la escritura y los cálculos matemáticos, y en su himno, aparece el verso con el número de líneas del poema, pero aparece también algo más, como podemos ver al final del himno:

Oh Ezagin, casa de lapislázuli, brillante como las estrellas del cielo,

¡santuario acogedor en Eresh!

Todos los señores primigenios te admiran cada mes.

El gran Nanigbal, Nisaba,

trajo poderes divinos del cielo

y los añadió a los tuyos,

erigió tu santuario listo para la alabanza.

La verdadera mujer de insuperable sabiduría,

que enfría las frentes del pueblo de cabeza negra,

consulta una tabla de lapislázuli, dispensa consejo a todas las tierras.

Mujer verdadera, pura como la hierba jabonera, brote de la caña sagrada.

Mide los cielos

y tiende la cuerda de medir sobre la tierra.

Nisaba, ¡alabada seas!

El compilador de esta tablilla, Enheduanna.

Mi señor, lo que se ha creado [aquí] nadie lo ha creado [antes].

14 líneas para la casa de Nisaba en Eresh.

Parece ser que, lo que se ha creado aquí nadie lo ha creado antes, se refiere a la estructuración de los himnos que ha hecho Enheduanna, que permite que su esquema pueda ser reproducido con facilidad, es decir, que ha proporcionado un método para la creación de los poemas.

Para el historiador Paul Kriwaczk, sus composiciones, que durante siglo permanecieron ocultas, sirvieron de modelos e inspiraron las oraciones y salmos de la biblia hebrea, los himnos homéricos o los himnos de la iglesia cristiana primitiva; es irónico, y también justicia poética, que fuera una mujer la que inspirara himnos de culturas y religiones tan profundamente misóginas.

A pesar de todas las pruebas que demuestran su existencia, la misoginia presente en las ciencias ha llevado a que algunos investigadores pongan en duda, sin prueba alguna, que fuera autora de los textos que se le atribuyen. Quizá por ello Enheduanna dejó por escrito, y de forma tan clara, su autoría. Muchos siglos después seguía siendo recordada y admirada.

 

ENHEDUANNA E INANNA

Enheduanna experimentó una intensa identificación con la diosa sumeria Inanna, que en ocasiones parece ser un alter ego de Enheduanna, como si la sacerdotisa hablase consigo mismo cuando se dirige a la diosa. Enheduanna, con sus composiciones dedicadas a Inanna, pudo convertir a una diosa local en una diosa de primera línea, identificada con diosas como Isthar, reina de los cielos, la diosa fenicia Astarte o la hitita Sausaka; un modelo de diosa, de atributos de la diosa.

 

Sobre Inanna Enheduanna escribe en su poema La exaltación de Inanna:

¡Que se sepa que eres noble como los cielos!

¿Que se sepa que eres tan grande como la tierra!

¿Que se sepa que destruyes las tierras rebeldes!

¡Que se sepa que ruges en tierras forasteras!

¡Que se sepa que aplastas cabezas!

¡Que se sepa que devoras cadáveres como un perro!

¡Que se sepa que tu mirada es terrible!

 

¿Es Inanna un alter ego de Enheduanna? ¿A través de estos versos Enheduanna nos está diciendo lo que busca y necesita de la diosa, de ella misma?

Enheduanna tuvo un gran poder en un momento en el que el patriarcado ya había asesinado a la diosa; administró el mayor templo de Ur, unificó el variado panteón de los dioses sumerios y acadios y generó un sistema de composición de himnos a los dioses que fue utilizado durante siglos. Fue la primera persona que se identificó en sus poemas, pero aún así el hecho de ser mujer la ha mantenido medio oculta en los rincones de la historia.

 

Bibliografía:

Cruz, L. “Enheduanna, mujer, primer autor de la historia”.

Cervera, P. “Enheduanna, la primera escritora de la historia”.

Bernardino, A. “Enheduanna. Historia de las Mujeres”.

Si buscáis en youtube “Enheduanna. La poetisa más antigua del mundo. Himno a Inanna” encontrareis una preciosa composición de Milagros Montes Machuca cantada en sumerio.

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