El papel de Jineolojî en la revitalización de la cultura social

En la IV Conferencia “We want our world to back”, que tuvo lugar entre el 7 y 9 de abril de 2023 en Hamburgo a pesar de las prohibiciones, como Centro de Jineolojî organizamos un taller con el título ‘El papel de Jineolojî en la revitalización de la cultura social’. El contenido del taller estuvo lleno de la sociología y el color de las mujeres, de unidad en la diversidad. Cinco mujeres de Països Catalans, Italia, Francia, Alemania e Irlanda, todas ellas activas desde hace tiempo en los trabajos de Jineolojî en sus propios países, compartieron parte de la cultura de las mujeres de sus sociedades y la influencia que Jineolojî había tenido en ellas en este sentido. En sus aportaciones, compartieron sus reflexiones en torno a las preguntas; ¿de qué manera fortalecemos la cultura de las mujeres?, ¿cuál es la conexión entre cultura y revolución?, ¿qué nos aportan y cómo pueden transformarnos estos trabajos? A lo largo de las presentaciones fueron pasando fotografías que mostraban la cultura, los conocimientos y la resistencia de las mujeres de los diferentes territorios presentes. Los tatuajes de las mujeres kurdas que mantienen las huellas de la cultura de la diosa en sus caras, cuellos y manos; las mujeres en Irlanda empuñando las armas por la liberación de su pueblo; las ropas tradicionales de las mujeres francesas; las influencias de Jineolojî en mujeres que provienen de pueblos diferentes; las raíces de la cultura democrática en Alemania a pesar de haber vivido el fascismo; la cultura popular y el papel de las mujeres en Catalunya. Ante los intentos de homogeneización por parte del Estado-nación, las mujeres han resistido y han mantenido su color, sus valores y el carácter de sus sociedades. En el siguiente artículo, compartimos las reflexiones expuestas por las mujeres durante el taller, el cual empezó con un vídeo de diferentes experiencias culturales de Jineolojî en los encuentros y campamentos que han tenido lugar en Europa en los últimos seis años; canciones y danzas que expresan la cultura de los territorios de los que proviene cada mujer, empezando por el I Campamento de Jineolojî que tuvo lugar en 2017 y siguiendo hasta el encuentro de Jineolojî del verano de 2022.

Presentación del taller

Rêber Apo, en su quinta defensa escrita desde la isla-prisión de Imrali, define la cultura como «la unidad de todos los significados y estructuras sociales del ser humano creados en procesos históricos.” A la vez nos dice que “la cultura la definimos como el mundo de significado de la sociedad, sus leyes morales, su mentalidad, su arte y su ciencia.” Así, la cultura abarca todos los aspectos materiales y espirituales de la sociedad.

Desde los inicios de la sociabilidad humana, el arte ha sido un método de expresión principal del ser humano, conformándose como reflejo de la cultura social. El ser humano ha expresado sus pensamientos, sentimientos, opiniones, dolores, motivaciones y experiencias de forma estética a través del arte. De esta manera el arte ha sido siempre un método esencial de educación, y las primeras maestras, las mujeres. A lo largo y amplio de la historia de la humanidad, las mujeres han sido las principales generadoras y protectoras de cultura. Así, han sido las mujeres a través de su cultura las que han mantenido la tradición oral, las canciones, las danzas, las comidas, la lengua, las vestimentas, etc, que conforman la identidad, el carácter y la personalidad de sus sociedades.

La Modernidad Capitalista precisamente ataca la unidad del significado y la estructura social de la cual habla Rêber Apo, y la manipula. Las estructuras sociales son fragmentadas y los significados se pierden. Una sociedad que pierde sus estructuras y su fuerza de significado es una sociedad que queda abierta a la asimilación o al genocidio cultural. Estructura y significado podemos entenderlo también como la materia y la energía, el cuerpo y el alma, o la forma y el xwebûn -ser una misma. Un individuo o una sociedad que pierde su forma y su xwebûn no puede resistir ante los ataques físicos e ideológicos del sistema de la Modernidad Capitalista. De esta manera el sistema ataca la cultura social de diferentes maneras para poner la sociedad bajo sus intereses, genera una propia cultura y la impone en estos procesos de asimilación y genocidio cultural, y utiliza el arte como arma contra la sociedad. Esto es así especialmente contra las mujeres y la juventud, como principales motores transformadores de la sociedad.

Con el arte y la cultura de la Modernidad Capitalista las mujeres y la juventud son engañadas y alejadas de su auténtica esencia y dinámica; en las canciones, películas, bailes, etc. las mujeres son utilizadas como objeto para los placeres del hombre. La Modernidad Capitalista, con su guerra especial, su ideología liberal y sus masacres, lleva a cabo desde genocidios culturales con los que trata de aniquilar y controlar pueblos enteros, hasta procesos de deculturación, mediante los cuales individuos y sociedades de todo el mundo olvidan su historia y son asimiladas así a la cultura capitalista. Esto tiene como consecuencia, entre otras, una gran crisis de identidad y el establecimiento del individualismo como única forma de vida. Al generar esto un vacío y un silencio a la pregunta de “quién soy” y “cómo vivir”, la persona/sociedad queda abierta incluso al fascismo.

La principal urgencia que nos tenemos que plantear antes de la libertad es la protección de nuestra propia existencia. En este sentido, la cultura es imprescindible, porque conforma la base de la identidad y la personalidad de los individuos y las sociedades. La cultura no es solo folclore ni es cuestión de intelectuales, sino que es la memoria, conciencia y estructura de la sociedad, es lo que conforma el tejido y la mentalidad de la sociedad y abraza dentro de si los valores éticos, estéticos y políticos, define quién somos en la actualidad, define nuestra conciencia y nuestra relación en el mundo.

En Europa, en los últimos años, desde Jineolojî hemos trabajado en ello, abriendo caminos y dando herramientas para conocer la propia historia, buscando en los orígenes de cada una de nosotras, reconectando con las experiencias de nuestras ancestras, buscando y compartiendo comidas, leyendas, danzas y canciones de nuestros territorios. En todos los seminarios y campamentos que hemos realizado, mujeres de diferentes geografías se han sumergido en la búsqueda de sus raíces, la reconexión con su historia y el fortalecimiento de su cultura.

Sarah Marcha (Francia):

Queríamos empezar nuestro trabajo intentando ir más allá de las fronteras físicas y mentales impuestas por el Estado-nación. Si observamos detenidamente las fronteras del Estado francés, veremos que cada región tiene tradiciones, una lengua o un dialecto que a menudo son similares a los de los países vecinos, porque las poblaciones solían estar cerca unas de otras. Fue cuando se fundaron las guerras de imperio y los Estados-nación cuando los pueblos se separaron y la mayoría fueron asimilados por el centralismo y el nacionalismo de Estado. Pero en realidad cada Estado está formado por varios países en los que había (y sigue habiendo) vínculos históricos y una gran diversidad de lenguas y culturas de personas y mujeres. Fue en la época de la modernidad capitalista cuando nació el deseo sistemático de uniformidad cultural, reforzado en las últimas décadas por el globalismo neoliberal.

Pondré un ejemplo sencillo de nuestra vida cotidiana: Si nos fijamos en el colorido y la originalidad de los trajes tradicionales, ya sea en Francia o en toda Europa, veremos claramente que todos son diferentes y auténticos según el país. Pero si nos fijamos en cómo nos vestimos hoy en día, nos daremos cuenta de que todas nos parecemos más o menos, aunque procedamos de culturas y territorios muy diferentes. Puede que tengamos estilos ligeramente diferentes y camisetas de distintos colores, pero a menudo nos resultará muy difícil conocer los orígenes de las demás. En nuestros hábitos de vestir, hemos perdido en gran medida nuestra identidad y nuestra originalidad cultural territorial. Mientras investigaba la historia de las mujeres en mi país, me topé con un vídeo de un congreso de la Unión de Mujeres Francesas después de la Segunda Guerra Mundial. Lo que más me llamó la atención fue que la mayoría de las delegaciones femeninas presentes vestían sus trajes regionales tradicionales (de la entonces llamada Francia «metropolitana» y de las colonias). El programa del congreso incluía momentos de intercambio cultural. También hubo discursos y manifestaciones en las que las mujeres marcharon juntas enseñando la diversidad de sus identidades. Lo importante era que cada mujer representaba con orgullo su propia cultura y que esta diversidad parecía verse como una fuerza que unía a las mujeres. Hoy, cuando voy a cualquier congreso nacional o internacional de mujeres en Europa y veo que esta diversidad que antes se defendía ha desaparecido casi por completo, me doy cuenta de la magnitud del proceso de asimilación que desde la posguerra se ha llevado a cabo contra las mujeres y sus culturas populares.

El trabajo de Jineolojî en torno al arte y la cultura se opone a la estandarización cultural, al tiempo que busca democratizar las culturas. En otras palabras, tratamos de redescubrir nuestras raíces, teniendo en cuenta al mismo tiempo la evolución histórica y sociológica que nos ha traído hasta nuestros días. Queremos construir un entendimiento que pueda renovar la diversidad y compartirla.

Cuando hablamos de cultura, a menudo nos referimos a la música y la danza, porque allá donde vamos en el movimiento de liberación del Kurdistán, nos dicen: «¡Eh, por favor, cántanos algo de tu cultura!» o porque cuando aprendemos danzas comunales kurdas, recordamos: «¡Ah, sí! Cuando era joven, en mi pueblo o en la escuela, yo también bailaba danzas comunales». En nuestro trabajo y en la vida cotidiana, intentamos adoptar todas las formas que puede adoptar la cultura social, y esperamos que no sea una élite la que la desarrolle, sino todas nosotras. Desde un punto de vista revolucionario, lo importante es concienciar y aportar conocimientos, pero también sociabilidad y diversión, porque ese es uno de los papeles importantes de la cultura social.

En este sentido, también podemos observar la «folclorización» de culturas que solían ser populares y comunitarias. En Francia, por ejemplo, hoy se televisan concursos de bailes regionales. La industria cultural fomenta la profesionalización de grupos de danza y música folclóricas que actúan en grandes «espectáculos» al estilo estadounidense. Podemos ver cómo el capitalismo instrumentaliza la cultura histórica y colectiva con fines lucrativos. Necesitamos analizar estos mecanismos para (re)construir una forma genuina de cultura comunitaria y popular.

Además, creo que es importante darse cuenta de que esta industria cultural tiene una historia. Me gustaría poner el ejemplo de las Exposiciones Universales en los albores del industrialismo. En una ciudad como París, históricamente centralista y que representaba el corazón y los cimientos del Estado-nación, se reprodujo una copia de un pueblo suizo y de la vida de sus gentes. Las gentes y las casas se consideraban objetos de curiosidad, al igual que ocurre hoy con el folclore de los pueblos indígenas en otras partes del mundo, por ejemplo. Para mí, esta reproducción de un pueblo suizo se parece a la cultura de Disneylandia. Se coge ropa bonita, arquitectura hermosa y se crea un escenario. Pero, ¿cómo es la vida en este pueblo y qué sentido tiene? El sistema capitalista ignora por completo esta cuestión. En la época que he mencionado, las mujeres, las poblaciones campesinas y los pueblos indígenas de los países colonizados eran considerados como «naturaleza», es decir, como seres primitivos; mientras que la élite urbana europea era percibida como «cultura», es decir, como seres civilizados. Estos últimos consideraban a las «otras» poblaciones atrasadas porque no eran ‘modernas’. Esta cultura burguesa siguió desarrollándose, con la intención de convertirse en una cultura que todo el mundo se esforzara por alcanzar. Fue en este proceso en el que muchas de nosotras, como hijas de familias campesinas, obreras y migrantes, acabamos perdiendo gran parte de nuestra identidad. Lo que podemos aprender del Movimiento de Liberación del Kurdistán, sobre todo de la diáspora, es que la cuestión que hay que plantearse no es solo cómo revivir la cultura, sino también cómo defenderla.

En este contexto, esta resistencia también puede encontrarse entre los pueblos europeos oprimidos de Catalunya, Bretaña y el País Vasco, y entre las poblaciones rurales que luchan por perpetuar sus tradiciones. Si bien es cierto que la derecha conservadora intenta a veces manipular los sentimientos de amor de la gente por su país, es importante considerar los lazos que unen a la gente con su tierra y la voluntad de defenderla desde la perspectiva de la nación democrática. También es importante subrayar que, a pesar de la resistencia de muchas personas para defender su existencia y sus tradiciones, la cultura de las mujeres y su resistencia siguen siendo en gran medida invisibles.

Ciertamente, como mujeres siempre hemos luchado por nuestro derecho a existir en todas las esferas sociales y políticas, sin embargo, sigue siendo crucial subrayar que, a menudo, en lugar de preservar, desarrollar y compartir nuestra propia cultura, intentamos emular a los hombres, intentamos imitar la cultura de la élite o intentamos alcanzar los códigos propugnados por el Estado-nación y su poder centralista. La autonomía y la organización de las mujeres en la esfera social del arte y la cultura deben ser un aspecto fundamental de nuestra lucha de liberación, que es lo que estamos desarrollando y redescubriendo con Jineolojî.

Otro ejemplo es el de la música, en este caso, una canción revolucionaria occitana (Libertat) del siglo XIX, que se refiere a la libertad como una diosa sagrada, Venus. Al considerar una figura femenina como representación de la libertad, símbolo de la resistencia del pueblo, podemos ver rastros de los valores de la sociedad natural. Al escuchar esta canción, un miembro de nuestra red nos dijo: «Conozco esta canción, ¡también la cantamos en Marruecos! Nos enteramos de que en su país de origen existe una canción basada en la misma melodía, pero con una letra diferente. La cultura no es un fenómeno estático, sino que viaja con la gente y está arraigada en distintas épocas y territorios más allá de las fronteras de los Estados-nación.

Recientemente he empezado a investigar canciones antiguas, en francés académico y en lenguas regionales, para intentar encontrar rastros de nuestra historia como mujeres». Soy del Pays d’Artois, en el norte de Francia. Originalmente era una región minera, pero se ha industrializado mucho en el último siglo, lo que ha dejado una profunda huella en la sociología local. A pesar de ello, persisten muchas tradiciones comunales y rurales, como carnavales y bailes. Entre otras muchas cosas, me llamó la atención una canción de esta región, porque ilustra excepcionalmente los cambios de mentalidad provocados por el proceso de industrialización.

Habla de la tierra de carbón, representada como una Virgen negra, comparable a una diosa, que ahora es posible «violar» para extraer sus tesoros en nombre del progreso, el trabajo y la ciencia. A través de todas estas formas culturales podemos descubrir nuestra historia y comprender los procesos de asimilación y opresión a los que nos enfrentamos, su influencia en nuestras mentalidades y los mecanismos puestos en marcha por quienes detentan el poder para que nos adhiramos a su sistema y colaboremos con él. También podemos encontrar en ellos las raíces de nuestra resistencia y llevar a cabo nuestra labor revolucionaria como jineolojî, como mujeres y pueblos en lucha.»

Leona (Irlanda):

Yo estoy organizada en Escocia, en Gran Bretaña, pero soy del norte de Irlanda. Son contextos muy diferentes. Crecí en una cultura revolucionaria. He pasado gran parte de mi vida adulta organizada en la isla de Gran Bretaña, que es una cultura antirrevolucionaria.

Lo que Jineolojî nos pregunta es «¿En qué terreno te sitúas?». Y creo que para las que vivimos en el contexto hegemónico europeo, es realmente difícil de responder. Y para las que procedemos o vivimos y estamos organizadas en tierras que tienen una profunda y oscura responsabilidad en el colonialismo, es una pregunta realmente difícil de responder. Este es el trabajo de Jineolojî, nuestro trabajo en la isla de Gran Bretaña, y dentro de esto hay muchas contradicciones, y por eso es importante que lo expliquemos aquí.

El contexto de Gran Bretaña es responsable de su colonialismo exterior y también de gran parte del colonialismo interior, de lo que ha hecho en Irlanda, incluso en Escocia. En estas islas hay muchas resistencias, manifestaciones de cultura resistente, que a menudo llegan a caer demasiado fácilmente en manos del nacionalismo. Y nos encontramos con que estas culturas de resistencia pueden quedar oscurecidas en el camino hacia el fascismo. Estas son algunas de las contradicciones que tenemos que aprender a ver y a gestionar. También debemos preguntarnos, ¿cómo apoyamos a nuestras hermanas desplazadas a causa de nuestros legados coloniales? ¿Cómo manejamos todo esto? ¿Cómo creamos una cultura revolucionaria teniendo en cuenta todo esto? Creo que es un trabajo muy profundo para las que estamos organizadas en los países europeos hegemónicos. Es una responsabilidad muy grande, y el trabajo de Jineolojî nos lo pide.

Hay muchos ejemplos de cultura revolucionaria de la mujer en el norte de Irlanda. Algunas de las mujeres que aparecen en las fotos que están detrás de mí se han convertido, a través de actos revolucionarios, en mártires de nuestra lucha. He querido presentar esto en este espacio para honrar a mi madre y a su madre, y al linaje de personas que mantuvieron la militancia en la sociedad del norte de Irlanda. Para los que no lo sepan, el norte de Irlanda es la parte de Irlanda que sigue ocupada por Gran Bretaña; yo soy de allí. Allí hay historias recientes de lucha armada, pero en estos momentos está un poco dormida. Quería rendir homenaje a las mujeres del lugar del que procedo, como personas que, en cierto modo, han sido excluidas de la historia. Han sido excluidas por la mirada patriarcal de la historia, tanto de los historiadores revolucionarios como de los británicos. Ambas enmarcan la lucha en relación con el poder y la contribución de las que tenían la capacidad militar; las relaciones de poder militarizadas entre la insurgencia armada y el ejército británico.

Sin embargo, yo crecí en una sociedad ferozmente militante y esa militancia estaba en manos de las mujeres. Eran las mujeres las que se organizaban a nivel local y en las calles para intimidar a los militares y expulsarlos de las comunidades irlandesas. Fueron las mujeres las que organizaron las economías colectivas y garantizaron el apoyo a las familias que habían perdido a personas en la lucha armada o en el sistema penitenciario. Todo esto estaba en manos de las mujeres. Así que en la sociedad en la que crecí, podemos decir que el ejército estaba en manos de los hombres, pero la militancia estaba en manos de las mujeres. Y esta es una historia que no se reconoce, y por eso he querido traer esta historia y presentarla como un futuro trabajo de Jineolojî en el Norte de Irlanda.

Quiero compartir una pequeña historia relacionada con mi preparación para estar hoy aquí. Fui a reunirme con algunas mujeres mayores en Belfast para hablar sobre el papel de las mujeres en la cultura en el norte de Irlanda (éste puede ser un método bastante Jineolojî, reunir a las mujeres, mantener una conversación y ver qué surge). No quisieron responder directamente a mis preguntas, lo que también es una experiencia que tengo en el trabajo de Jineolojî, en el que a menudo no obtienes las respuestas que buscas, sino que aceptas lo que te dan. Y así me contaron una historia sobre el antiguo reino del Ulster, que es uno de los antiguos reinos de Irlanda. Y es dentro de este antiguo territorio donde se asienta el Norte de Irlanda. La historia que me contaron era la de una diosa llamada La Macha, que como muchas diosas en el linaje celta, muchas diosas y dioses, a menudo se esconden un tiempo entre la gente. Algo así como estar escondida a plena vista. La Macha era diosa de la guerra, del poder, y en el momento de esconderse, apareció en la casa de un hombre que acababa de perder a su esposa, y sin hablar, vivió con él, y su riqueza y su hogar creció, y todo fue próspero.

Su única condición era que no podía hablar de ella a nadie. “No se habla de mí como diosa, ni de mi poder”. Pero él un día fue a una carrera que celebraba el rey, y allí se jactó de que su esposa era más rápida sobre sus dos pies que el rey de la tierra sobre sus caballos. Por decir eso, fue sometido a tortura, para probar este insulto, y La Macha fue obligada a participar en la carrera de los caballos del rey. En ese momento, estaba embarazada de nueve meses. Corrió con los caballos del rey y ganó. Pero en la línea de meta dio a luz a gemelos y empezó a morir. Se dice que al morir lanzó una maldición sobre la tierra del Ulster, en la que se asienta el norte de Irlanda, por la cual, durante muchas generaciones, los hombres experimentarían, en su mayor momento de necesidad, el dolor y todos los sufrimientos del parto. Y estas mujeres me decían que esta es la razón por la que el Norte de Irlanda no ha conseguido su liberación, y su incapacidad para resistir la opresión colonial. Pero que esta maldición está llegando a su final, y nuestra revolución inacabada en Irlanda solo podrá completarse cuando nos enfrentemos a nuestro patriarcado.

Quería compartir esta historia aquí mientras reflexionamos sobre el papel de las mujeres en el mantenimiento de la cultura. Al plantear esta pregunta a algunas mujeres, me contaron una historia, una encarnación de la conservación de la cultura de mi tierra por parte de estas mujeres, que contenía una visión revolucionaria. Un mensaje transmitido por la historia antes de que existiera la palabra escrita en Irlanda para advertirnos de la necesidad de transformar nuestro patriarcado y de que está inextricablemente entretejido en la historia del colonialismo en Irlanda».

Kira Sommerfeld (Alemania):

«¿Cuáles son nuestras raíces? Especialmente en el contexto de Alemania, esta pregunta no es fácil de responder. ¿De dónde venimos, quiénes son nuestras antepasadas y cuáles son las tradiciones y rituales que han seguido las personas de nuestras familias y comunidades?

Como persona nacida en Alemania, y como persona que se ve a si misma como una fuerza de izquierdas y progresista en esta sociedad, he intentado durante mucho tiempo basar mi identidad en algo que esté lo más lejos posible de «ser alemana». ¿Y por qué? En mi familia, como en muchas otras, hay huellas del pasado nazi de Alemania. Ser alemán y la germanidad fue un largo proceso, acompañado de violencia, exclusión, colonización y racismo; por eso, para mí, alejarme de mis raíces, del sentimiento de hogar y de los valores tradicionales significaba romper con esta historia y, por tanto, reescribirla. Muchos mitos, leyendas y tradiciones fueron el caldo de cultivo para la creación de una identidad ario-nazi y de una imagen ideal patriarcal y militarista del ser humano, cuyos crímenes y cuyos efectos aún conforman nuestra sociedad actual. Las preguntas que debemos hacernos son ¿Cómo destrozó el nazismo nuestra identidad alemana? O más bien, ¿cuál sería una identidad alemana apropiada dada la historia alemana? ¿Cómo afrontamos la revalorización alemana de la historia? ¿Y qué impacto tiene esto en nuestras luchas? ¿Cuál puede ser para nosotras una identidad y una orientación comunes?

Para responder a estas preguntas, también debemos preguntarnos por la conexión entre cultura y revolución. Aunque en la historia alemana hay algunos ejemplos de cómo se ha abusado de la cultura con fines opresivos y explotadores, también podemos encontrar rastros de comunalidad y valores democráticos en nuestras culturas. La revolución es algo que vivimos en cada momento de cada día y de cada vida. No es algo material o destructivo. Es algo que aportamos a la vida. Y en muchos aspectos de la vida hay valores democráticos que necesitamos ver y revivir. Asumimos esta tarea con la responsabilidad de asumir la historia y el conocimiento de que «volverse hacia la cultura alemana», también significa hacerlo siempre en clara posición contra las fuerzas de derechas, antirrevolucionarias y neofascistas. Y también significa buscar, encontrar y recrear la cultura de resistencia que siempre ha existido en cada momento.

Jineolojî nos da las herramientas para hacerlo, para entender nuestra propia cultura, y nos enseña a mirar de cerca nuestras prácticas cotidianas. Lo que hacemos, no ocurre por casualidad; mucho de lo que hacemos tiene su origen en prácticas culturales antiguas y democráticas, o está relacionado con los ciclos de la naturaleza, o tiene valores de sociedad natural matriarcal y comunal. Por tanto, ¿cómo revivimos nuestra propia cultura y tradiciones?

Si empezamos a preguntar de nuevo a nuestras madres y padres, a nuestras abuelas y abuelos por los rituales, si empezamos a cantar y bailar nosotras mismas, y a preguntarnos de dónde vienen las pequeñas costumbres de fin de año, Pascua y Acción de Gracias, cuáles son sus orígenes paganos y precristianos, entonces también podremos conocernos, conectar las historias de resistencia de las distintas regiones de Alemania y así construir y reconstruir una cultura de resistencia para nosotras y nuestros contextos.

Conectar la revolución con la vida cotidiana también significa resistirse a la modernidad capitalista, que influye y vacía de significado nuestra vida cotidiana en todos los ámbitos. Podemos comprar y consumir de todo en todas partes y en cualquier momento, desde comida hasta música y danza, e incluso nuestra ropa. Pero llevar ropa que exprese quiénes somos, o incluso cantar juntas y hacer música nosotras mismas para fomentar nuestras habilidades y posibilidades de hacerlo, en lugar de consumirla y pagar por ella, es también una pequeña parte de la resistencia al capitalismo. Devolver el sentido a la comida y a su preparación, conectar con los ciclos de la naturaleza, sembrar y cosechar, también significa liberarse de las cadenas de la producción opresiva y globalizada, y encontrar las grietas de la modernidad capitalista. Por ejemplo, en esta época del año, muchas de nosotras recogemos ajos silvestres para hacer pesto y otros alimentos deliciosos. Vivir esto significa estar cerca de la tierra y cerca de la vida. Tenemos muchas ideas y también hasta cierto punto una práctica radical de cambio. Pero tenemos que aprender a defender lo que hemos construido, tenemos que sentir la libertad en todo, para practicarla y mantenerla viva. Y eso también significa darle vida en nuestra cultura. Porque vivir una cultura de resistencia significa conectar la revolución con la vida cotidiana y verla en las pequeñas cosas de la vida.

Os invito a ir en busca de rastros, a buscar las huellas de la comunidad y del flujo democrático y resistente en vuestra historia. Como muchas, hace tiempo que siento respeto y temor por tener una ideología, una que se pregunta por la historia única de la región en la que crecí. Pero allí donde hubo una historia de opresión, siempre hubo resistencia. La resistencia encontró y sigue encontrando expresión en canciones, rituales, tradiciones y narraciones. Busquémosla, y alimentemos y fortalezcamos nuestras luchas con ella, y creemos un espíritu de resistencia que dé color al latido uniforme y monótono del capitalismo, haciéndolo pequeño y gris, y que acabe por desaparecer».

Amara (Països catalans):

«El Sistema al que nos enfrentamos es poderoso, ya que ha dado forma a una realidad de opresión, colapso medioambiental y vacío existencial a escala mundial. No solo ha funcionado como sistema económico, sino que ha creado un relato único de la historia, una determinada mentalidad en las mujeres y los hombres. La gran victoria de esta cultura patriarcal de 5000 años ha sido normalizar realidades opresivas, haciéndonos creer que no podemos vivir sin el Estado, que los humanos son lobos para otros humanos o que hemos llegado al fin de la historia. Estas ideas están tan arraigadas en nosotras que es difícil mantener la esperanza y la capacidad de imaginar un futuro fuera de este sistema, como mujeres y como sociedad.

En este contexto, la teoría y la práctica de jineolojî proponen nuevas perspectivas sobre la historia, desvelando nuestra historia y mostrándonos que la sociedad no es el enemigo del individuo; el enemigo es la influencia de los ataques dominantes sobre la mentalidad de la sociedad. Nuestra mejor defensa reside en comprender la historia de las culturas anteriores al Estado, de los pueblos en resistencia y de las mujeres. Jineolojî ayuda a defender diferentes concepciones de la historia más allá de la perspectiva lineal, entendiendo la historia como una espiral. Para nosotras, catalanas, descubrir nuestra historia es la mejor autodefensa contra el sistema capitalista.

En nuestro territorio se están llevando a cabo estudios mitológicos y religiosos con los métodos de Jineolojî, centrados en la Cultura Mediterránea de la Diosa Madre.Nuestro proyecto «Mujeres en el franquismo» muestra cómo las mujeres se resistieron a ser disciplinadas y moldeadas por un régimen nacionalcatólico que duró 40 años. El papel de las Mujeres en la Resistencia ilustra cómo las mujeres han sido siempre la vanguardia en la lucha por la defensa de la vida.

Damos sentido a la lengua catalana y a la resistencia, haciendo frente a la amenaza lingüística que el Estado español supone para nuestra identidad, lengua y cultura dentro del territorio catalán. Las palabras catalanas no son solo nombres y descripciones que hemos dado a las cosas, sino una visión del mundo que está dentro de ella, nuestra cultura está dentro de ella. Si se corta un árbol de raíz, fácilmente caerá. El sistema lo sabe, y como el catalán, miles de lenguas están en grave peligro, y con ellas la memoria de las antepasadas de cada pueblo.

En el futuro, nos proponemos conocer mejor la organización de las madres de la resistencia, cuyas hijas fueron víctimas de la drogadicción, concretamente de la heroína, durante los años 80. También queremos investigar el periodo durante el cual las árabes habitaron la Península Ibérica. Este periodo de la historia es muy significativo, ya que el surgimiento y la fundación del Estado español tienen sus raíces en ese momento, y el triunfo cristiano sobre el dominio musulmán durante esta época sigue conmemorándose y celebrándose hoy en día en la sociedad contemporánea.

En conclusión, historia, cultura y revolución están íntimamente ligadas. Descubrir nuestros orígenes nos permitirá desvelar nuestra esencia. Ofrecer perspectivas alternativas sobre la historia para la acción revolucionaria y la transformación social: esto es lo que pretende Jineolojî»

Halimeh (Italia):

Os daré algunos ejemplos más prácticos del trabajo que realizamos como comité de Italia, menos teóricos.

Si piensas en Italia, sabrás que es un país muy largo y que somos muchas personas diferentes. Y aunque «ellos» nos llamen «nación», Italia es heredera de muchas culturas diferentes, de distintas formas de arte, historias y orígenes. Aunque «ellos» se unan para ser una nación-estado, somos diferentes en ese sentido, incluso en términos de lenguas y dialectos. Por tanto, ¿qué es el comité italiano y cómo es nuestro trabajo? Jineolojî es la ciencia de las mujeres, con la tarea de reescribir la «historia de ella» (herstory); Jineolojî nos ha dado las herramientas para hacerlo. En Italia, no solo intentamos reescribir la historia, sino también revivirla en nuestros propios territorios.

Algunas de nosotras somos originarias del sur de Italia, que con la emigración se trasladaron al norte, lo que significa que sus madres pueden ser de Palermo, en Sicilia, o de otras partes, pero ahora viven en Milán o Turín y, de alguna manera, se desconectaron de su cultura. Para nosotras, las italianas, la comida es arte. Es cultura. La música también es cultura, al igual que los cuentos, las canciones o la salud. Rebêr Apo dijo: «El arte es la búsqueda de la verdad». Y realmente es esta búsqueda de la verdad. Porque en Jineolojî buscamos los orígenes. Tomemos por ejemplo la música: no teníamos un grupo musical, pero Jineolojî nos inspiró para recuperar la música en los espacios políticos. Estamos utilizando Jineolojî como la teoría, como la ideología y como un impulso que nos está guiando en diferentes lugares y dentro de muchos espacios para revitalizar esa conexión con la cultura y así estamos dando vida a espacios transfeministas. Dentro de estos espacios, hay seminarios, y talleres que están todos de alguna manera conectados con Jineolojî. Hay talleres de música, de arte o de salud, y talleres de reescritura de la historia, todos ellos inspirados en los métodos de Jineolojî y en la idea de volver a conectar con la cultura. Algunos de las compañeras que forman parte del comité Jineolojî intentan redescubrir instrumentos tradicionales, como el tambor. A lo largo de los siglos, este instrumento fue tocado por las diosas, por las mujeres. Por supuesto, tras la implantación del patriarcado, todos los instrumentos fueron tocados principalmente por hombres. Lo que hacen nuestras compañeras es investigar desde el punto de vista musical cómo las mujeres han tocado históricamente este instrumento. A veces incluso las canciones se reescriben de forma feminista.

Quiero compartir algo con vosotras. No estoy segura de si este es el espacio adecuado para hacerlo, pero ya que está relacionado con Jineolojî, me gustaría compartirlo. El año pasado, perdimos a una amiga. Se llamaba Irene. Ella formaba parte de Jineolojî y en sus obras, quería buscar el Pan, el proceso de hacer pan; porque solía ser cosa de mujeres, cosa de abuelas. Solían hacerlo dentro de sus casas y hogares. Hoy en día vamos a la panadería, es casi automático, y lo compramos rápidamente. Pero esta camarada recorrió Italia, muchas ciudades, como Nápoles, para aprender a hacer pan y pizza. Empezó esta investigación por sí misma gracias a su implicación, y porque Jineolojî la inspiró a hacerlo.

Estos son solo algunos ejemplos del trabajo y la investigación que estamos realizando en Italia para revivir y recuperar la cultura y la historia de las mujeres».

También podría gustarte