Defender la revolución contra la manipulación
Los acontecimientos en Siria durante el último mes han sido vertiginosos. Es difícil seguir quién está alineado con quién. El terrorista de ayer se transforma de repente en «héroe» con traje y corbata, de acuerdo con la visión occidental. Declaraciones de camaradería de representantes de la ONU a jefes de inteligencia, de ministros de Asuntos Exteriores a presidentes, miradas anhelantes, apretones de manos y orgullosas vistas aéreas triunfantes de Damasco por la noche, como si dos tortolitos se reencontraran.
Los Estados que trabajan para moldear la región según sus intereses coloniales, en colaboración con los principales medios de comunicación, se esfuerzan por crear un héroe popular «moderno» a partir de los «terroristas» de ayer, que ayer mismo vendían mujeres como esclavas en los mercados y aplicaban políticas de masacre salvaje. Mientras tanto, se sigue masacrando a la gente por sus creencias, género y etnia. En lugar de afrontar los acontecimientos que se han desencadenado para rediseñar Siria e intentar superar sus problemas de raíz, los esfuerzos se centran en crear ilusiones para borrar el pasado y «limpiar» la memoria colectiva.
Aunque muchos países de la UE han reconocido la masacre de la comunidad yazidí perpetrada por el ISIS en 2014 como un genocidio, los responsables aún no han sido juzgados, los poderes detrás del acto aún no han sido expuestos y los daños por pérdidas materiales y morales aún no han sido pagados. En consecuencia, el genocidio yazidí continúa. Como no ha habido confrontación ni rendición de cuentas, los autores del genocidio se están convirtiendo hoy en héroes. Son miembros de la misma familia, cómplices de los mismos crímenes. Algunos de ellos llevan años recluidos en cárceles de Rojava [norte y este de Siria] sin ser juzgados, mientras que otros están siendo valorados en Damasco por su compatibilidad con las potencias occidentales. Supuestamente, las mujeres pueden ahora fotografiarse sin velo en Damasco, cursar estudios si lo desean, e incluso hay una ministra responsable de la mujer. Papá Noel ha llegado a Damasco; la Navidad ha sido declarada fiesta pública… ¿Qué más se puede pedir?
Pero no hace tanto tiempo -apenas 8 o 9 años-, las personas a las que ahora se honra de este modo vendían mujeres en los mercados de esclavos de esta región. Las personas de distintas creencias y culturas que no deseaban vivir bajo la ley islámica fueron brutalmente asesinadas. Esto se debe a que la ideología yihadista trata las diferencias como motivos de enemistad y considera su eliminación como el objetivo de la lucha. Esto no es algo que pueda resolverse cambiando la vestimenta de una persona; es una cuestión de ideología y mentalidad. Supongamos que algo ha cambiado. Pero, ¿cómo pueden las mujeres, que viven en un lugar donde una periodista de la CNN debe cubrirse el pelo para realizar una entrevista, tener la posibilidad de ser libres? Olvídense de la participación política organizada o del derecho a elegir y ser elegidas; las mujeres ni siquiera pueden pasear por la calle sin un acompañante masculino.
Los principales medios de comunicación, sin embargo, tratan de invertir esta realidad mediante enfoques que hacen hincapié en las reivindicaciones liberales. Ignoran casi por completo la revolución de las mujeres de Rojava [norte y este de Siria], que ha inspirado al mundo y ha convertido un desierto en un oasis. El sistema confederal democrático implantado en Rojava es un ejemplo tangible de cómo construir relaciones sociales basadas en la libertad, no sólo para el pueblo kurdo sino para Siria en su conjunto. Árabes, armenios, turcomanos, asirios, kurdos, alauitas, yazidíes, suníes, cristianos y musulmanes han desarrollado juntos el mejor ejemplo de vida digna. Y dentro de la revolución de Rojava, la revolución de las mujeres también ha trazado las vías y los medios para la libre participación de las mujeres en la vida social. Aquí, las mujeres han forjado un nuevo contrato social con la sociedad, basado en la libertad. Han aprovechado la oportunidad de vivir en dignidad y honor con sus propias identidades étnicas y religiosas, y han ideado formas de superar las formas de opresión que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres.
Una de las organizaciones [en Rojava] es la Comunidad de Mujeres Zenubiya, formada por mujeres árabes. Estas mujeres árabes, al igual que otras mujeres de la región, se han organizado por primera vez sobre una base auténtica y autónoma, conquistando el derecho a participar en todos los aspectos de la vida, la toma de decisiones y la ejecución. Sin embargo, cuando el Estado turco y sus apoderados ocuparon Manbij, atacaron y asesinaron deliberadamente a tres dirigentes de la Comunidad de Mujeres Zenubiya: Kamar El-Soud, Ayşe Abdulkadir y [una mujer conocida sólo como] İman. La mentalidad que mata a las mujeres es la misma que la que las vende como esclavas en los mercados, porque quienes [sostienen esta mentalidad] son enemigos de la diversidad y de las mujeres. Las recientes violaciones de dos jóvenes en Manbij también están relacionadas con esta mentalidad. Pero es por esta razón que el pueblo y las mujeres que han experimentado la vida honorable se levantan contra estos grupos.
En resumen, la política del sistema colonialista, de despreciar la revolución de las mujeres y presentar métodos liberales como soluciones, es comprensible. Esto se debe a que el colonialismo no quiere una sociedad en la que las mujeres vivan libremente. Por esta razón, quienes buscan una vida libre, democrática y comunitaria deben defender aún más Rojava y la revolución de las mujeres. Defender Rojava es asegurar la vida de la utopía, permitir la extensión de la revolución de las mujeres.
Fuente: Medya News. Original disponible en: https://medyanews.net/standing-up-for-revolution-against-manipulation/