Cultura de la violación: Raíces históricas y reflexiones sociales – 1
Para comprender las raíces de la cultura de la violación, es necesario reconocer que este fenómeno no se limita únicamente a las estructuras sociales contemporáneas, sino que se puede rastrear mucho más atrás, a través de narrativas históricas y mitológicas.
Zilan Koçgiri
«Caracterizo el 90 % de las relaciones entre hombres y mujeres como violación. Hay relaciones que son extremadamente inquietantes en su establecimiento. No estoy en contra del amor y el matrimonio. A lo que me opongo es a esta cultura de la violación…»*
La estructura mental patriarcal de la modernidad capitalista, que envuelve a la sociedad como un pulpo, se establece fundamentalmente a través de la violencia y el poder en cada área de la vida. Esta estructura, que se institucionaliza en todos los ámbitos, desde el hogar hasta la calle y desde la calle hasta el hogar, opera como una autoridad invisible que habla y toma decisiones en nombre de las mujeres en campos como los medios de comunicación, la educación, la política y los lugares de trabajo, todo ello mientras es normalizada. Cualquier objeción a un padre, esposo o estado provoca un castigo severo. La forma más sistemática de esta violencia que permea cada momento de nuestras vidas diarias es la cultura de la violación. La cultura de la violación aparece como una forma sistemática de violencia contra las mujeres, predominante en muchas sociedades hoy en día. Esta cultura no está meramente relacionada con crímenes individuales; en realidad funciona como una de las piedras angulares del mecanismo del sistema patriarcal para hacer a las mujeres secundarias y mantenerlas bajo control.
¿Es la violación una cultura?
Violación y cultura son dos conceptos que no deberían ir juntos, ya que mientras la cultura expresa los valores comunes y la acumulación de vida que se desarrollan con la socialización humana, la violación contradice este concepto con su naturaleza destructiva y mortal. La violación elimina la libertad al imponer una voluntad unilateral sobre otra, suprimiendo la voluntad opuesta y forzando la sumisión. Así que mientras un concepto es constructivo, inclusivo y de desarrollo, el otro es unilateral, dominante y despectivo. Sin embargo, si consideramos la cultura como la totalidad de una forma de vida y valores, o por su definición en el diccionario, como «la totalidad de todos los valores materiales y espirituales creados en el proceso de desarrollo histórico y social, y las herramientas utilizadas para crearlos y transmitirlos a las generaciones posteriores, mostrando la medida del dominio humano sobre el entorno natural y social», podemos ver que la violación se ha convertido efectivamente en una cultura. En la sociedad actual, la violación se ha confinada a un marco muy estrecho, limitada únicamente al ataque sexual a una mujer, niño o a veces un hombre, por parte de otro hombre o de un grupo. Pero esta definición limitada normaliza la violación, al mantener oculto su alcance más amplio, haciéndola invisible en la vida diaria. Incluso la definición de violación y sus sanciones criminales, se enfoca según patrones de relación definidos por el sujeto masculino. Más allá de una transgresión de los derechos inviolables de un individuo, más a menudo es considerada dentro del escenario de violar los derechos de propiedad de un hombre, ya que la mujer está posicionada como propiedad de un hombre. Incluso aunque la ley no lo aborde de esta manera, la aplicación práctica y las estructuras mentales existentes están configuradas sobre esta base. Después de todo, el Estado es una organización diseñada para proteger los derechos de los hombres –los poderosos. Es principalmente responsable de que la cultura de acoso/violación desarrollada por hombres contra mujeres sea incorporada a todas las estructuras sociales. El nacimiento de la civilización es también un resultado de la violación, y esta característica ha sido incorporada en todos los códigos del sistema. Es más adecuado considerar la violación desde esta perspectiva más amplia.
La violación es un crimen que tiene su origen en el poder, no en la lujuria
La periodista feminista Susan Brownmiller, quien reexaminó históricamente la violencia sexual contra las mujeres y definió la violación como una grave violencia social contra las ellas, observa: «La violación es una condición histórica que subyace a todos los aspectos de las relaciones hombre-mujer. Es un crimen que surge de la violencia y el poder, no de la lujuria». En su libro «Against Our Will: Men, Women, and Rape» (“Contra nuestra voluntad: Hombres, mujeres y violación”), argumenta que la imagen del violador como un pervertido es incorrecta y que la violación marital en relaciones románticas entre hombres y mujeres está sorprendentemente generalizada.
El término «cultura de la violación» ha sido ampliamente utilizado en la literatura feminista y las ciencias sociales durante cincuenta años. En 1974, mujeres del movimiento feminista de la segunda ola en América hicieron hincapié en que la violación no era solo un crimen individual, sino un producto de la estructura social patriarcal, y apuntaron a la prevalencia de casos de violación sin que las voces de las víctimas fueran escuchadas, la ocultación por parte de la sociedad de casos de violación, y la creación de un ambiente de impunidad. Argumentaron que la violación es un problema cultural más allá de la definición de «crimen y violencia», y solo puede ser eliminada a través de la transformación social. Con esta comprensión, se trató la violación no solo como un asunto legal, sino como un asunto ideológico y político. Así, la cultura de la violación dejó de ser simplemente una relación entre agresor individual y víctima y comenzó a ser analizada dentro del marco de las relaciones de género y conceptos de hegemonía.
El 90 % de las relaciones hombre-mujer son violación
Sin embargo, las cautelosas aproximaciones dentro de los movimientos feministas respecto a abordar la cultura de la violación como una investigación del sistema más completa han creado obstáculos para realizar un análisis amplio del sistema. Las formas de lucha enfocadas en el castigo de hombres dentro del marco del estado-ley-derechos han hecho incompleta la identificación y análisis de las raíces históricas milenarias de la cultura de la violación.
Fue el líder del Movimiento de Liberación de Kurdistán, Abdullah Öcalan, quien puso de nuevo el concepto en la agenda en relación con el tema de la libertad de las mujeres, de una manera más comprehensiva. Öcalan, quien sometió el tema de la libertad de las mujeres a un análisis histórico, filosófico y científico completo dentro del marco de sus principios de la Ideología de Liberación de la Mujer, declaró en 2007: «Para mí, la libertad de una mujer es más valiosa que la libertad de la patria», manifestando que el problema de las mujeres es resultado de una cultura de violación de 5.000 años. Añadió también:
«Caracterizo el 90 por ciento de las relaciones entre hombres y mujeres como violación. Hay relaciones que son extremadamente inquietantes en su establecimiento. No estoy en contra del amor y el matrimonio. Puede haber impulsos sexuales fuertes en el amor y en el matrimonio, estos son normales; no podemos negarlos. A lo que me opongo es a esta cultura de la violación. Entregan niñas jóvenes a hombres de 60 años, y ante esta b
rutalidad, la niña se suicida. Se celebran matrimonios no deseados. A veces incluso pagan dinero para comprar mujeres, literalmente las adquieren. Este es un comportamiento muy inmoral y feo. Hoy en día, el 95 % de los matrimonios son violaciones. Las mujeres son violadas diariamente. Dentro de tal cultura de violación, ni el espíritu de la mujer ni su cerebro pueden permanecer saludables, ni su sentido de la belleza, amor o pasión».
La violación como herramienta patriarcal de dominación se convierte en cultura
Como señala Öcalan, hay una realidad histórica milenaria del sistema patriarcal cimentando la violación como una cultura. Para comprender las raíces de la cultura de la violación, es necesario reconocer que este fenómeno no se limita únicamente a las estructuras sociales contemporáneas, sino que puede rastrearse mucho más atrás, a través de narrativas históricas y mitológicas. Las mitologías son fuentes importantes para entender los orígenes históricos de la cultura de la violación, ya que reflejan el subconsciente colectivo de las sociedades y las estructuras ideológicas.
Con el comienzo del declive de la cultura de la diosa madre, encontramos la invasión del cuerpo femenino en una de las historias mitológicas más antiguas conocidas, que habla del “hombre astuto” declarando su poder sobre los valores creados por las mujeres: Gilgamesh. Esta narrativa también puede ser considerada como un ejemplo arquetípico del comienzo de la legitimización de la violencia sexual contra las mujeres. En la historia, la figura de la diosa del Éufrates Ereshkigal, de la mitología mesopotámica, a pesar de tener originalmente un lugar en el panteón de dioses de la tierra, es violada y enviada al subsuelo, simbolizando la dominación de un sistema patriarcal sobre el cuerpo femenino y las formas de legitimar la violencia sexual.
Controlando el cuerpo femenino: Ereshkigal, Dafne…![]()
El sometimiento de Ereshkigal, que es la hermana de Inanna, a la agresión sexual de dioses o semidioses, no es solo un crimen individual o una tragedia, sino también un reflejo de la estructura general de la sociedad, las prácticas de controlar la sexualidad femenina, y la colocación de las mujeres bajo la dominación masculina. Similarmente, en la mitología griega, lahistoria de Apolo y Dafne revela claramente las dimensiones ideológicas y simbólicas de la cultura de la violación. Apolo, como figura de dios masculinoque ha sido educado en la cultura madre-mujer y ha robado su conocimiento, sigue y acosa a Dafne contra su voluntad. Para protegerse, Dafne se transforma en un árbol; la mitología actual del árbol de laurel viene de esta historia. Esta transformación significa que, para escapar del asalto sexual, la mujer cambia su propia existencia. Sin embargo, el atribuir Apolo un carácter sagrado a este árbol muestra el enfoque del hombre de poseer a la mujer. Por tanto, el esfuerzo de la mujer por protegerse está limitado al marco de las normas patriarcales impuestas por el sistema.
La historia aleccionadora de la cultura de la violación: Medusa
La mitología griega, como una tercera versión de las mitologías mesopotámicas y la más abarcadora de la mitología occidental, está llena de historias de Zeus y otros dioses violando diosas. Es una interpretación; este orden social simbolizado por dioses y diosas en realidad nos da información sobre la estructura misma. Quizás el ejemplo más llamativo de estas historias mitológicas sobre este tema es Medusa. Medusa es la diosa de la tierra encargada de la magia y la ciencia médica. El yerno de Zeus, Poseidón, viola a Medusa en el templo de Atenea, al cual entró secretamente para encontrarse con su amada. La violación es un ataque a la cultura madre-mujer. Atenea castiga a Medusa, no a Poseidón, por esta falta de respeto; todos a los que Medusa mira se convierten en piedra, y sus cabellos se han convertido en serpientes. Atenea, exhibiendo la mentalidad masculina, ya que salió de la cabeza de su padre Zeus (quien ya era un violador él mismo) prefirió castigar a la víctima en lugar de al perpetrador. Es el reflejo de aquellas familias que matan a sus hijas que han sido violadas. Incluso hoy, la idea de que una mujer que ha sido violada debe haber cometido algún crimen para merecer esto, todavía está grabada en las mentes. Con la ayuda de Atenea, y con el escudo que le da para que pueda protegerse de la mirada de Medusa, Perseo mata a Medusa. Justo como las leyes y el sistema estatal que protegen a los asesinos. Perseo masacra la cultura madre-mujer en la persona de Medusa, y en su camino de regreso, hace conquistas, secuestra mujeres, y las viola. Este es el botín que se le ofrece. Aquí, el uso que hace de la cabeza de Medusa para convertir a otros en piedra muestra el objetivo de la cultura de la violación: intimidar, aterrorizar, y romper la autodefensa de las sociedades a las que ataca exhibiendo como ejemplos a las mujeres que ha asesinado.
La huida de Helena y la diferencia entre Troya y Acaya
Demócrito, el filósofo griego clásico conocido como el padre de las ciencias positivistas, dijo: «Una mujer no debería aprender a pensar, porque esto podría llevar a resultados negativos». Esto solo revela la forma de existencia del orden patriarcal en esa cultura.
Entender de qué estaba huyendo Helena en la Guerra de Troya queda claro en el hecho de que los guerreros aqueos que fueron a las costas de Troya, no podían compartir las mujeres que Aquiles y Agamenón habían tomado como botín mientras la guerra aún estaba en curso. En efecto, bajo la narrativa épica en la Ilíada y la Odisea, subyace la guerra entre los troyanos, quienes mantenían la cultura igualitaria de la diosa madre, y los aqueos, quienes sobrevivían en base a la violación patriarcal y el botín. Esta situación se expresa mejor en el duelo entre Aquiles y Héctor narrado en la Ilíada. A las amenazas de Aquiles de que «atará y esclavizará a los troyanos», Héctor responde: «Vosotros, atenienses, sois esclavos nacidos de violación, por eso no conocéis la libertad. Nosotros los troyanos somos gente formada por la unión voluntaria de mujeres y hombres libres. Por tanto, ningún troyano se inclina ante los atenienses».
La historia de la civilización es en cierta manera la historia de la cultura de la violación
Los ataques de Loki a las mujeres en la mitología nórdica, y los comportamientos coercitivos de los dioses hacia las mujeres en algunas mitologías africanas, refuerzan el papel de víctima pasiva asignado a las mujeres por el orden patriarcal. Estas figuras mitológicas pueden leerse como símbolos de la sexualidad femenina, controlada por la ideología dominada por los hombres, y de los cuerpos e identidades de las mujeres vistos como propiedad de los hombres. Cuando examinamos todos los mitos fundacionales, historias y épicas de la civilización desde la perspectiva de la libertad de género, vemos que se hacen intentos de normalizar ataques a los cuerpos e identidades de las mujeres sin su consentimiento, presentándolos como naturales e inevitables.
De la cultura de la mujer-madre a la guerra, el botín y la cultura de la violación
Es Zeus en la mitología griega, Enki en la sumeria, Marduk en la babilónica, y Seth en la egipcia… Ya sean contemporáneos o posteriores, todos han tomado parte en el comienzo y mantenimiento de la misma tradición. En el centro de sus objetivos estaba apoderarse y dispersar la socialidad formada alrededor de la madre-mujer; desarrollar el poder patriarcal y profundizar en la explotación por la fuerza, la violencia, el engaño y la violación. Cuando se examinan las leyendas, se ve fácilmente cómo han sido desarrollados y sistematizados los códigos básicos de la civilización, y cómo han sido grabados en la memoria social. En este contexto, la historia de la civilización desarrollada con acoso y violación es también la historia de la pérdida y desaparición de la mujer. Desde el 4000 a.C. en adelante, en las historias fundacionales de cada imperio mencionado en la historia. encontramos la matanza gradual de mujeres y la formación de la cultura de la violación en cada etapa de la civilización estatal patriarcal
Este período también marca el proceso de la primera ruptura sexual contra las mujeres, que fue completada alrededor de 2000 a.C. En las épicas fundacionales de Akkad, Asiria y Babilonia, con la transición a imperios centrales, vemos que el culto de la diosa madre, que tenía una posición cierta en las ciudades-estado sumerias anteriores, comenzó a transformarse de cultura madre-mujer en cultura de guerra-botín-violación. La mujer gradualmente perdió su posición establecida alrededor de la cultura de la diosa madre y fue confinada al palacio y las casas particulares, donde fue reducida a la posición de esclava por la cultura de violación de las élites de poder.
Roma es una civilización de violación
La historia fundacional del Imperio Romano, que estuvo en el centro de la civilización durante un largo período, nos cuenta la historia de la institucionalización de la cultura de la violación. Según el mito fundacional de Roma, Rómulo, quien fue amamantado por una loba y cuando creció mató a su hermano gemelo para quedarse con el poder, fundó la ciudad de Roma con cazadores, fugitivos y criminales que reunió a su alrededor, y como no había mujeres en la ciudad, invitó al pueblo vecino de los sabinos a un festival, envenenó a los hombres, y secuestró y violó a las mujeres. Los niños nacidos de esta violación formaron el linaje de Roma.
Otro fenómeno que refuerza la cultura de violación se puede ver en las religiones. En todas las religiones abrahámicas, la cultura de la violación ha sido reforzada, ya sea como regla o a través de interpretaciones. La presentación que hace Abraham de su esposa Sara al Faraón, como su hermana, cuando llega a Egipto, se puede considerar una de las etapas más importantes en el proceso de mercantilización de las mujeres. La cultura institucionalizada de concubinas, o el apedreamiento de mujeres, la mayoría víctimas de violación, bajo el nombre de ‘honor’, es similar a Medusa castigada después de ser violada en el templo. Con la segunda ruptura sexual, la cultura de la violación fue institucionalizada y hecha norma para la supervivencia del poder.
El Imperio Otomano secuestró 60.000 mujeres de los Balcanes
A través de todas las edades, cada imperio establecido se ha erigido a través de la cultura de la violación esclavizando mujeres, creando ejércitos de esclavas-concubinas de mujeres secuestradas de otras sociedades, y convirtiendo a las mujeres en botín-propiedad. Las sociedades podían respirar más tranquilas cuanto más lejos estuvieran del sistema estatal central, mientras que cuanto más cerca estaban de los centros de los Estados, o se enfrentaban a la invasión y el saqueo, experimentaban la forma más severa de opresión: la invasión del cuerpo. Las fuentes históricas cuentan que entre 1400-1700, se estima que 60.000 mujeres fueron secuestradas en Balcanes como botín por parte de soldados del Imperio Otomano.
La cultura de la violación sobre la que los estados se construyen
Sin analizar el estatus que les fue asignado a las mujeres dentro del sistema jerárquico, no se puede explicar ni el Estado, ni las estructuras sociales basadas en clases sobre las que descansa. Por esta razón no pueden ser superadas las concepciones erróneas más básicas. Esto lo podemos ver cuando miramos los orígenes de conceptos como Jeque, Emirato, Sultanato, poder, y estado, que definen los estatus administrativos e instituciones en nuestra región. Por ejemplo, el significado de la palabra «estado», que tiene raíz árabe, deriva de «la noche a pasar con una mujer cautiva». Es bastante interesante que incluso como palabra, el Estado tenga relación con la violación y esclavitud. Todos los conceptos e instituciones en árabe que evocan poder, sugieren ejercerlo a través de la desnudez y el placer. La mujer, no como género sino como ser humano, ha sido arrancada de la sociedad natural y condenada a la esclavitud más amplia. Todas las otras formas de esclavitud se desarrollan en conexión con la esclavitud de las mujeres. En el sistema de modernidad capitalista, que ha construido su existencia sobre el feminicidio a través de la llamada “Caza de Brujas”, las mujeres han sido sometidas al proceso de esclavitud más profundo a través de la historia de la civilización.
Por tanto, sin analizar la esclavitud femenina no pueden ser entendidas otras esclavitudes. Igualmente, sin superar la esclavitud femenina, no pueden ser superadas otras esclavitudes. Durante miles de años, la mujer sabia de la sociedad natural trajo a la vida el culto de la diosa madre. El valor que siempre fue exaltado fue la diosa madre. ¿Cómo fue suprimida la cultura más duradera y comprehensiva de la sociedad y transformada en la actual, en la cual las mujeres son como un ruiseñor encarcelado en una engalanada jaula? Los hombres pueden adorar a este ruiseñor, pero es un ser cautivo. Sin superar esta cautividad duradera y profunda, ningún sistema social puede hablar de igualdad y libertad.
La cultura de la violación ha tomado una forma que glorifica la masculinidad en toda la sociedad, comenzando con su romantización dentro del matrimonio. En la segunda parte abordaremos cómo esta cultura se mantiene en sus formas más sutiles y compartiremos nuestros análisis sobre cómo escapar de este estado de ignorancia.
*De las notas de reunión de Abdullah Öcalan de 2007
Bibliografía
Susan Brownmiller (1975). Against Our Will: Men, Women, and Rape. Estambul: Ayrıntı Publications.
Zeynep Esengül (2019) Democratic Modernity Journal
Halil İnalcık, (1994). The Ottoman Empire: The Classical Age (1300–1600). Estambul: Eren Publishing.
Abdullah Öcalan (2013). Sociology of Freedom. Colonia: International Initiative Publications.
Torá. (s.f.). Antiguo Testamento, Génesis 12:10–20. Estambul: Holy Book Publications.